Muchos podrán pensar que ante las grandes
preguntas del hombre (de dónde vengo, a dónde voy, para qué vivo...) habrá
habido en la historia de la humanidad infinidad de respuestas: cada filósofo,
pensador... podría tener una.
Pero, en realidad, es fácil comprobar cómo
todas ellas se reducen a estas dos clases de respuestas:
- La de los incrédulos:
este Universo es lo único que existe; no hay
nada más.
- La de los
creyentes: existe un Ser infinito causa última de todas las cosas.
Los incrédulos lo
primero que han explicar es cómo es que existe el universo, pues no tienen
ninguna respuesta razonable, siempre terminan en el absurdo.
La respuesta
religiosa es respuesta racional y explica por qué existen las cosas.
Como estas dos afirmaciones
son importantes es lógico pedir que las justifiquemos y así lo haremos en los
próximos artículos.
Para ello empezaremos planteando esta cuestión:
Si Dios no existe, el ordenador que tienes delante se
ha colocado ahí solo.
¿Por qué es esto así?
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